martes, 15 de agosto de 2017

Un médico con visión de progreso democrático

Un hombre verdadero lo es, cuando sin el escándalo de los prejuicios, puede verter servicios que comprendan la vitalidad de las comunidades.

Médico Luís Alfonso Ossa B.

Por: Juan Mares-especial para El PREGONERO DEL DARIÉN

Hablar de un personaje de la importancia del médico Ossa me compromete con la historia de uno de esos líderes que actúan bajo la sombra del bajo perfil, un hombre de conciencia detrás del hombre de acción. Un hombre lleno de coraje y prudencia. Un hombre hecho de materia gris para sopesar los prejuicios e impertinencias de sus congéneres.

Del médico escuché muchas historias de la gente que habla bien de la gente. De manera particular fui su paciente en el consultorio de la farmacia Fátima y aparte de medicarme para la queja de ocasión, creo que lo que me hizo mejorar, a parte de los remedios medicados, fue su conversa sobre los aspectos sociales y políticos de nuestra región, que no recuerdo por qué los traje a cuento. Creo que le pregunté por el periódico la Noticia, del cual él fue un artífice de su creación, y que luego de tres o cuatro números desapareció debido al boleteo antidemocrático desatado por las intrigas políticas que no soportan cuando se le pisan los cayos a quienes no son capaces de sostener diálogos sustentados en la razón y no en la armas. Que no deseaban ser contradichas en sus acciones y propósitos.

El médico Ossa fue un artífice de la llegada de Camacol a la región y quizá el primero en pujar porque la Universidad de Antioquía sentara aquí su proyección humana tras la reivindicación educativa superior para darle mayor coherencia al progreso social y emprendedor de la región, cuando aún poca gente creía en la pujanza de esta amalgama de culturas en ebullición, cuando todo parecía naufragar por las malos direccionamientos de los timoneles de nuestro país. Fue algo así como una mampara de Arturo y Antonio Roldán con sus proyectos y visiones de futuro. Fue parte de ese trípode de hombres donde los dos que más se mostraron en momentos de convulsión social fueron borrados del mapa de los vivos y que debido a su prudencia supo pasar la tempestad y poder ser testigo de todo ese volumen de proyectos que se han ido cristalizando hasta hacer de Apartadó la capital cultural de la región y a Urabá y el Darién, zonas de sostén de un departamento y de una nación hacia el mundo globalizado.
En una presentación, de una exposición pictórica y de tallas en madera del artista Jenaro Mejía Kintana, en el restaurante Punto y Pasta, se expresó sobre las artes literarias y de la plástica de la siguiente manera: “Nos arrebata entonces el pintor de la contundente realidad en sus cuadros como lo que la literatura hace con la metáfora, el arte induce con variopintas formas amalgamadas en la mezcla infinita de colores. He ahí por qué el artista es, por sobre todo, un libertador de la palabra desde los símbolos plasmados en imágenes.” Pues sea dicho, cuando las imágenes suscitan sucesos, anhelos, denuncias sociales, y exaltación de lo bello, los símbolos provocan el diálogo para la reflexión de lo mismo. Ese día me di cuenta de la capacidad sutil del médico para punzar la crítica reflexiva en torno a los acontecimientos y su apreciación por las artes como instancias para mejorar la condición humana.

En el médico Ossa se puede estar perdiendo un posible gran administrador de la cosa pública, pues tiene cacumen para ello, esto si los políticos pensaran mejor en la honradez antes que en el favor de los votos para usurpar el erario de los pueblos.

Un hombre verdadero lo es, cuando sin el escándalo de los prejuicios, puede verter servicios que comprendan la vitalidad de las comunidades desde cada individuo, para hacerlo más ciudadano, y por qué no, más solidario y participativo en una sociedad llena de egoísmos. El médico Ossa entraña cada uno de estos rasgos pergeñados como una voluntad de conciencia.