martes, 15 de agosto de 2017

Se agudiza crisis en los medios informativos

Mientras el sagrado derecho a la información que tienen los ciudadanos siga siendo un negocio tan lucrativo, otros factores como la ética, la verdad y la razón pasarán a planos secundarios.

Por: Wilmar Jaramillo Velásquez-Columnista EL PREGONERO DEL DARIÉN

La crisis que vive el periodismo mundial sigue avanzando de una manera vertiginosa y los propietarios de los grandes medios solamente ven números y negocios en crecimiento, a costa de la verdad, de la vida y la razón. Negocio es negocio, igual pasa con la salud.

La crisis de Venezuela es un ejemplo claro de estas realidades, la oposición al gobierno se ha dedicado a asesinar policías y chavistas, los quemen vivos en acciones atroces y trasmisiones en directo, destruyen universidades públicas, construidas con el esfuerzo y los recursos públicos, en medio de un aplauso casi que universal, guiados por el odio y los intereses económicos de un sicópata hoy al frente de los Estados Unidos de América, que poca memoria tenemos, ya olvidamos las falsas armas químicas de Sadam Husein, argumento de Estados Unidos para apropiarse de su petróleo. Pronto olvidamos que la muerte y la desolación dejada por este imperio en su afán de dominar la riqueza petrolera del mundo, la barbarie en Libia, Irak, Afganistán y Siria. Son muertos muy lejanos para unas mentes tan pobres como las nuestras.

La riqueza venezolana ha abierto la fauces de Donald Trump, apoyado por sus tradicionales socios de la extrema derecha latinoamericana, no perdonan el éxito de Correa en Ecuador ni de Evo en Bolivia, tienen que seguir siendo sus ciervos, si quieren seguir ostentando el poder y la riqueza de estos pueblos, así lo dicta Washington.

Venezuela como los restantes países vecinos viven la misma situación, una casta de diez, veinte familias, dueñas de todo, los medios de producción, de información, de bienes y servicios, de la industria, de la tierra y hasta del aire que respiran los ciudadanos. No cederán sin sangre, sin violencia al paso de otras opciones de gobierno.

De tras de todo este entramado, de esta tragedia, opera un monstruo de singular poder, los medios de comunicación, hechos para crear enemigos internos como lo ordena el Pentágono y multiplicarlos por todo el mundo.

En Colombia, una extrema derecha desesperada, a falta del enemigo interno, las FARC, crearon la ideología de género y el castrochavismo, el primero idiotiza al sector religioso, ciegamente seguidor de aquello que le predican sin saber qué, y el segundo a los incautos e ignorantes de la cosa política, pero ambos producen los votos suficientes para mantenerse en el poder, miren por ejemplo que ya el destituido y reconocido corrupto, Alejandro Ordoñez, uno de los impulsadores de la ideología de género, ya registra un 6% en algunas encuestas presidenciales.

Pero los medios informativos nuestros, tan acuciosos con Venezuela, no han visto lo que está ocurriendo con los mineros de Segovia y un amplia zona del departamento de Antioquia, donde la represión estatal desborda todos, los límites de la llamada institucionalidad, de la cual tanto alardean.