Tal
vez los roces por otras latitudes le hagan creer al alcalde de Apartadó, que
estamos viviendo en Suiza o que todos tengamos que asumir sus principios
morales y religiosos, ignorando, que estamos en un país de libertades, aunque
sujetos a la ley.
Por: Wilmar Jaramillo
Velásquez
Columnista
ELPREGONERO DEL
DARIÉN
Desde hace
muchos años, en la mayoría de las ciudades y municipios del país, casi que de
manera unánime se estableció que antes de las diez de la mañana, en ningún
establecimiento público se deben expender bebidas embriagantes y la cosa ahí
va, sin mayores contratiempos, con algunas excepciones, por razones de orden
público.
Incluso, en
la capital de la república está en pleno debate la propuesta de extender los
horarios para la venta de lictor hasta las seis de la mañana, ya hay prueba
piloto en algunos sectores neurálgicos, en Cali, por ejemplo, la anterior
administración puso en marcha un plan para premiar los sectores que se auto
regularan en el manejo del volumen de los equipos de sonido, una de las
principales molestias de estos establecimientos, que registraran buen
comportamiento, cero riñas, cero escándalos, cero quejas de los vecinos, a
estos negocios les ampliaban los horarios, y viceversa, a los infractores, les
reducían el tiempo de funcionamiento. Para eso existen los términos medios, la
conciliación, el diálogo y la concertación.
Al alcalde de
Apartadó se le ocurrió dictar un decreto, el 164 del 17 de agosto del año en
curso, además con una pobreza de argumentos, que da grima, mediante el cual prohíbe
la venta de licor en los establecimientos públicos, ya no a partir de las diez
de la mañana, sino de las tres de la tarde. Un municipio donde el desempleo
campea, a donde llega la mayoría de los turistas y viajeros de la zona, con una
economía en plena contracción, donde los negocios apenas pasan el año raspando,
con cero crecimiento, esta medida será el empujoncito que les faltaba para
llevarlos a la quiebra.
Se trata de
una medida torpe. La persona que está trabajando en sus horarios rutinarios
simplemente está trabajando, el que esté en otras actividades, incluyendo la
diversión o el ocio, pues está en lo suyo, este es un país de libertades, las
quejas de los vecinos por los altos niveles de ruido son en horas de la noche, especialmente
en algunos barios, cuando no se consigue un policía ni para remedio, el orden
público en Apartadó, está bajo control, no hay una estadística seria que diga
que entre las 10 de la mañana y las tres de la tarde aumentaron las riñas, los
atracos u otros escándalos públicos, entonces ese toque de queda de cinco horas
no es más que una alcaldada, una torpeza, que no hace otra cosa que abrir los
canales de la corrupción y de la ilegalidad, por ejemplo, ya se están
presentando casos de uniformados “arreglando por las buenas”, por un billete de
50 mil pesos, para no sellar el negocio o imponer una citación ante la
autoridad competente, luego viene el consumo de licor en pocillos y vasos desechables,
ese si es un problema grave.
Será bueno
preguntarle al alcalde, si ha cruzado por la avenida principal de su municipio
después de las nueve de la noche, donde los expendios de licor, por cierto son
muy escasos y si ha visto el mercado de la prostitución infantil y de ambos sexos,
para todos los gustos; si su despacho adelanta un política de educación y
recuperación de estos jóvenes. Hay otros problemas, como la drogadicción, y las
pandillas barriales que crecen ante los ojos de las autoridades, sin que nadie
se inmute.
Hay estar más
vigilantes e implacables con la venta de licor a los menores, con los expendios
de droga, con la presencia de menores vendiendo su cuerpo en los prostíbulos o
en plena vía pública y con los caldos de cultivo que han generado y ampliado el
tema de las pandillas juveniles, para no citar sino un par de cosas.
Pero el tema de
autorizar la venta de licores solamente a partir de la tres de la tarde, es una
simple pendejada, una alcaldada que será más los problemas que cause, que los
beneficios para Apartadó, además estamos en el trópico, esta no es Suiza, así
en algunas ocasiones nos quieran hacer creer que vivimos en el paraíso
terrenal, el borracho siempre se las ingeniará para adquirir el licor, legal o
ilegal y como dijo Serrat: “cada quien
muere a su modo”.